miércoles, 1 de abril de 2009

Posibles consecuencias de una devaluación en Argentina

A simple vista una devaluación administrada del peso parece la única herramienta potencialmente efectiva para controlar ciertas variables importantes para la economía como lo son el superávit comercial y el nivel de actividad y empleo.

En el contexto actual no es necesaria mayor esterilización ya que no es el gobierno quien compra los dólares sino la gente.

Además, los efectos balance sheet no existen en nuestra economía, debido a la imposibilidad de tomar deuda en dólares. Esto quiere decir que una devaluación puede ser implementada sin temor a producir efectos riqueza entre acreedores y deudores, a diferencia de lo que sucedía en el 2001.

Por otro lado, las monedas latinoamericanas como el peso chileno y el real se han venido devaluando, haciendo que una devaluación del peso parezca resultado de una acción coordinada entre países mas que una política de empobrecimiento al vecino.

Por ejemplo si la Argentina se depreciará menos que el real, la consecuente apreciación relativa del real (respecto al dólar) bajaría los precios en Brasil (suponiendo que el comercio con EEUU sea mayor que con Argentina), tendiendo a producir una depreciación del tipo de cambio real (bilateral) de la moneda brasileña, perjudicando así la balanza comercial de nuestro país. Esto busca evitarse, entonces, depreciando nominalmente al peso argentino.

Los incentivos a devaluar son claros si se basan en todos estos posibles resultados positivos.

Lo que no está tan claro son los efectos negativos de una devaluación. En primer lugar debe mencionarse el traslado a precios. Si por ejemplo La Argentina se depreciará respecto del dólar, los precios internos subirían. Por un canal directo que sería el de los bienes importables y exportables y por otro indirecto que sería la suba en el costo de los insumos importados. Además también es de suponer que suban las tarifas de los servicios públicos, ya que las inversiones en dólares deben recuperarse en dólares. El incremento resultante en el nivel general de precios termina erosionando el salario real, lo cual afecta en mayor medida a los individuos que no tienen la posibilidad de invertir en activos indexados o en bienes inmuebles. Este es el principal efecto regresivo de una devaluación y fue estudiado por Krugman y Taylor (1977, si mal no recuerdo).

También es importante resaltar la evolución de la tasa de interés. la política de esterilización del banco central se vuelve impracticable al romperse el límite en el que el mismo comienza a tener déficit cuasifiscal. Surge entonces el trilema de la imposibilidad. La Argentina no puedo controlar el tipo de cambio, la tasa de interés y mantener la libre movilidad de capitales.

Esto quiere decir que la tasa de interés doméstica subirá con la devaluación produciendo un aumento del costo del capital de trabajo de las empresas, lo cuál se terminará reflejando en otro aumento de precios, reforzando el efecto contractivo antes mencionado.

Otro efecto contractivo es el que deviene del menor ahorro con el que termina la economía en el caso de que los acreedores y los bancos que tenían inversiones en dólares, sean obligados a cobrar en pesos. Pero como ya mencionamos, este efecto no existiría en la Argentina de hoy.

Por último, la devaluación dificulta el repago de los vencimiento de deuda externa si el país no tiene atada su recaudación al tipo de cambio. Esto es así porque en términos de transables, La Argentina debería exportar más para obtener la misma cantidad de dólares. En el contexto actual, parte de la recaudación del gobierno sí está atada al dólar, pero la crisis internacional está disminuyendo drásticamente los volúmenes de comercio internacional, por lo que es de esperar que ante una devaluación, la recaudación en dólares efectivamente termine cayendo debido a un combo de factores: menor actividad económica, menor valor futuro en dólares de la recaudación de impuestos, y menor recaudación en concepto de retenciones.

Aquí no hay salida fácil, el pass through a precios de una devaluación existe, sobre todo si se devaluá con una economía que aún cuenta con niveles de empleo altos. Chile y Brasil pueden depreciarse porque vinieron siguiendo un esquema de metas de inflación, pero La Argentina no lo hizo, por lo que subir precios reducirá aun mas la demanda de dinero y por lo tanto la recaudación por impuesto inflacionario, además de elevar la demanda de dólares por mayor temor a que la suba de precios compense la devaluación inicial y, entonces, incentive nuevas devaluaciones.

3 comentarios:

  1. Argentina carecio de metas inflacionarias y de una disciplina fiscal moderada. Las sucesivas devaluaciones solo han deteriorado el valor real del peso, provocando el empobrecimiento de los individuos, por lo que la 1era reacion ha sido la compra de dolares por el temor inequivoco de devaluaciones de la moneda nacional. Vos mejor que yo, debes saber cuanto daño le hace a la moneda nacional la falta de confianza.

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  2. Lo del exito del inflation targeting es medio trucho. Es cierto que Brasil y Chile tuvieron tasas de inflación bajas pero eso fue ayudado en gran parte porque China exportó deflación durante 5 años. Acá insistimos con el modelo de tipo de cambio alto y estamos pagando las consecuencias.
    Muy buen blog!

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  3. Gracias Frank. Sí, la evidencia muestra que la inflación cayó en los países que usaron inflation targeting, pero esto no necesariamente implica causalidad.
    Lo que sí es cierto es que hay mayor compromiso por parte de la autoridad monetaria, comparado con un país como el nuestro al que sólo le importa maximizar el nivel de empleo.
    Saludos

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